La menopausia es una etapa de la vida de toda mujer que normalmente se desarrolla entre los 45 y 55 años de edad de media. Es un momento en la vida de las mujeres muy importante, en el que se da el cese permanente de la menstruación y se producen, tanto a nivel físico como emocional. Hablar de la menopausia y la sexualidad femenina continúa siendo un tema tabú en la sociedad, pero en España, más de la mitad de las mujeres padecen síntomas relacionados con la menopausia que afectan a su calidad de vida.Lee también
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El tratamiento más sencillo para paliar los efectos y síntomas de la menopausia es seguir una dieta sana y equilibrada, además de realizar ejercicio físico de manera habitual, lo que ayudará a mantener el peso y calidad de vida de la mujer, paliando muchos de los síntomas propios de esta etapa.
Realizar actividad física, que reporta beneficios si se practica a cualquier edad, puede ser una de las mejores maneras de afrontar la menopausia. Entre otras cosas, la actividad física ayuda a las mujeres a controlar la acumulación de grasa, permite la segregación de hormonas como las endorfinas, lo que mejorará el estado de ánimo y mantendrán a raya los cambios de humor; además de promover la formación de colágeno, lo que se notará tanto en la piel como en las articulaciones, ayudando además a prevenir la osteoporosis.
Cómo debe ser el ejercicio durante la menopausia
La actividad física que se practique en este periodo dependerá del estado físico de cada mujer, pero en cualquier caso, los expertos recomiendan que sea un régimen de ejercicio moderado para mantener un buen estado de salud, sobre todo en una etapa tan importante y de tantos cambios para la mujer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, para todos los adultos, realizar ejercicio como mínimo dos veces a la semana para garantizar el fortalecimiento muscular, en actividades de intensidad moderada o de tipo aeróbico intenso, según el estado físico, que en el caso de mujeres que viven la etapa de la menopausia, puede ser un auténtico ‘salvavidas’ para controlar los síntomas derivados de este proceso.
“En muchos casos, el ejercicio puede suavizar otros síntomas asociados como los sofocos, palpitaciones, problemas de sueño, cambios en el estado de ánimo o dolores de cabeza”, explica Eva Tello Cadarso, fisioterapeuta y especialista en suelo pélvico e hipopresivos en Fisioterapia Eva Tello Cadarso, en Zaragoza, “Luego, con la fisioterapia y los tratamientos específicos se pueden tratar las incontinencias, sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales o estreñimiento”.
Entre los ejercicios recomendados están caminar, correr o practicar natación; pero también ejercicios que combinan resistencia y equilibrio, como el pilates, que mejora la masa muscular y el tono postural.
“Es muy importante tonificar los músculos. Para no correr riesgos innecesarios lo primero que hay que tener en cuenta es que siempre habrá que adecuar las cargas con las que trabajamos a nuestro estado físico en ese momento”, explica Tello, que lidera varios grupos de Pilates, yoga y gimnasia hipopresiva en su centro, “No por haber llegado a levantar más peso en algún momento de tu vida quiere decir que ahora puedas seguir haciéndolo, las circunstancias cambian; y no por querer conseguir nuestros objetivos en un tiempo récord debemos cargar más peso o realizar más esfuerzo de lo que nuestro cuerpo puede permitirse. Siempre deberemos llevar una progresión dando tiempo a nuestro cuerpo a adaptarse”.