El nuevo hábito que aumenta la felicidad cotidiana según la Universidad de Harvard tiene que ver con la toma de decisiones.
Vivir en la sociedad de la abundancia y el consumo nos obliga a tomar miles de decisiones. Según la Universidad de Harvard, demasiadas. Elegir qué vas a comer cuando tienes la nevera y despensa a rebosar te obliga a elegir; optar por una serie de televisión puede complicarse cuando tienes cientos entre las que decantarte; comprarte un vestido no es sencillo ante las posibilidades que te presenta Google. “Tener infinitas opciones puede parecer un sueño, pero en realidad tener demasiadas nos puede generar más preocupación“, explican los expertos de Harvard en un artículo publicado en Harvard Health Publishing de la Harvard Medical School.
CÓMO TOMAR UNA DECISIÓN CUANDO TIENES MUCHAS OPCIONES (Y NO AGOBIARTE)
De las 35.000 decisiones que tomamos al día, la gran mayoría no son conscientes sino mecánicas. En realidad, sólo tomamos cuatro o cinco decisiones racionales a la hora (según revela un estudio desarrollado por la empresa Huawei). Aunque la mayoría de esas decisiones no son relevantes para nuestra vida, lo cierto es que llegan a abrumarnos mentalmente porque elegimos sobre opciones sin límites. La tecnología y el acceso a información sin límites ha jugado un papel definitivo en este sentido. Quizá por eso se anuncia un regreso a los soportes limitados, con principio y fin, como lo libros y los medios de comunicación en papel. El desasosiego y el malestar que genera las posibilidades infinitas acaban expresándose también en forma de ansiedad y depresión.
NO PROCRASTINAR DECISIONES NOS HACE MÁS FELICES
La inmediatez, lo desechable y lo efímero es la manera de funcionamiento de la sociedad del sin límite. Un caldo de cultivo perfecto para la procrastinación, ese “acto de evitar algo”, como lo define el psicólogo americano Phil Stutz. “Puedes procrastinar para evitar algo desagradable, como tener una conversación difícil, o puedes evitar algo que realmente quieras hacer en el fondo, como terminar esa novela. La lista de cosas que posponemos hacer es interminable”, explica. También podemos procrastinar nuestras decisiones por miedo a equivocarnos o por sentirnos abrumados a la hora de elegir. Según expertos de Sens Psicología, dos de los motivos por los que nos cuesta tomar decisiones son:
- Tener que renunciar a otras posibilidades. “Decidir siempre implicará una renuncia. Muchas veces no logramos entender ni comprender todo el esfuerzo que nos genera ya que a nivel inconsciente nos negamos a aceptar las implicaciones de la renuncia: las pérdidas. En la mayoría de los casos, cualquier decisión implicará dejar atrás una variedad de posibilidades”, explican.
- Evitamos sentir culpa. “El miedo a percibir culpa surge desde la creencia de que nuestras decisiones provocarán daño a otros o a nosotros mismos. Este miedo es capaz de producir una gran angustia en la mayoría de nosotros. El solo hecho de pensar en lo que podemos sufrir o hacer sufrir por una decisión, hace que la misma sea aún más difícil de tomar”.
EL SENCILLO HÁBITO DE LA GENTE FELIZ CUANDO TOMA DECISIONES, SEGÚN HARVARD
Según la Universidad de Harvard, nuestra felicidad está, en parte, en hacer coincidir nuestras elecciones con aquello que deseamos en la vida, sin embargo, también la investigación ha encontrado que las personas que tienen que elegir entre demasiadas opciones tienen también más posibilidades de arrepentirse después. “No tener que tomar muchas decisiones durante el día puede ser liberador“, explican los expertos. Y proponen un sencillo ejercicio que puede ayudarnos a aliviar la carga de nuestras elecciones. ¿Cómo? siempre que tomes una decisión plantéate que
- Si la decisión no es importante, es decir, que tiene consecuencias importantes, limita el tiempo que dedicas a tomarla o la cantidad de opciones que te das para elegir. Cuando tomes la decisión, asúmela plenamente y no te permitas volver a dudar sobre ello.
- Si la decisión es importante, es decir, sí tiene consecuencias relevantes para ti, tómate algo más de tiempo y tranquilidad para elegir. Sin embargo, cuando la hayas tomado, trata de no mirar hacia atrás.