Cómo se comporta una persona que es infiel, según la psicología

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Existen ciertos patrones de conducta que se pueden advertir practicas de infidelidad.

La psicología destaca rasgos personales y rasgos socio económicos en los que hay que poner la lupa.

Nadie está a salvo de ser alguna vez infiel a su pareja, o ser víctima de la infidelidad del otro. La tendencia a pensar que una pareja es única y exclusiva toda la vida está en baja. Será por eso que, ante una infidelidad ocasional, el perdón es cada vez más frecuente.

Con lo que no se puede convivir es con la infidelidad sistemática. Sea él o ella, alguien que está permanentemente seduciendo a un tercero, muestra un perfil psicológico no apto para una relación duradera o para la convivencia y el proyecto familiar.

El portal Psicología y Mente, ha recabado algunas pistas para detectar a estas personas antes de que sea demasiado tarde y se ponga en juego la ruptura de un afecto profundo o, incluso, de una familia.

A eso nos ayuda la psicología cuando pone en evidencia esos rasgos personales que atentan contra una pareja sincera. Pero, hay más. Los rasgos socioeconómicos también pueden ayudar a detectarlos.

Rasgos psicológicos de una persona infiel

El sitio Psicología y Mente se propone mostrar los patrones de conducta de quienes practican la infidelidad como norma, no como excepción. Citando la Teoría del Apego, de John Bowlby, observa la tendencia de los infieles a entablar un apego inseguro, que proviene de las relaciones establecidas con los progenitores y cuidadores durante la infancia, que luego se proyectan en la adultez de tres maneras diferentes:

Apego ansioso. Son personas sensibles al rechazo y buscan compulsivamente la aprobación en terceras personas. Les cuesta gestionar sus impulsos y sienten una insatisfacción constante. Las personas infieles suelen, a la vez, ser muy celosas, porque tienen una autoestima demasiado baja. Es por eso que necesitan reafirmarse seduciendo sistemáticamente.

Apego evitativo. No valoran ni respetan las expresiones emocionales propias o ajenas, se muestran imperturbables y distantes. Establecen relaciones ligeras, sin compromiso afectivo. Suelen ser esquivos y hostiles como escudo contra las emociones fuertes.

Apego desorganizado. No enfocan a la pareja como un espacio seguro, con convicción. Se muestran impredecibles y desorganizados, no son comprensivos y no buscan ser comprendidos. Para estos sujetos, las parejas suelen ser efímeras y no anclan en el matrimonio como un eje para la vida.

Factores biológicos, psicológicos y económicos

1. Las personalidades aventureras son propensas a poner en riesgo todo, desde lo laboral y lo social hasta la relación con su pareja.

2. Una posición de poder incrementa la autoestima e induce a la conquista. Su misma posición corporal manifiesta confianza, seguridad y poder. Con esa fuerza se sienten con derecho a establecer un contacto visual directo y seductor.

3. Hay personas que genéticamente desarrollan un excesivo deseo sexual, incontrolable y a veces patológico.

4. No para todos el amor es sagrado. Hay quienes priorizan la manipulación e intentan someter a su pareja. Esta conducta psicopatológica es una especie de chantaje emocional del que participa el engaño y la mentira.

5. Un alto nivel socioeconómico por lo general está relacionado con un buen aspecto físico, facilidad lingüística y dinero visible. Esto de “tenerlo todo” hace que el sujeto necesite inventar espacios para orientar el deseo. Es muy probable que genere relaciones efímeras y paralelas. Cuando alguien lo tiene todo, ya no queda nada por lo que pelear y de alguna manera hay que inventar ese objeto del deseo.