¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
Intolerancia a la lactosa significa que el organismo no puede digerir fácilmente la lactosa, un tipo de azúcar natural que se encuentra en la leche y en los productos lácteos. Esto no es lo mismo que una alergia alimentaria a la leche.
Cuando la lactosa pasa a través del intestino grueso (colon) sin ser digerida adecuadamente, puede causar síntomas incómodos, como gases, dolor abdominal y abotagamiento. Algunas personas que tienen intolerancia a la lactosa no pueden digerir ningún producto lácteo. Otras pueden comer o beber pequeñas cantidades o determinados tipos de productos lácteos sin problemas.
La intolerancia a la lactosa es común en adultos. Es más frecuente en los nativos americanos y en personas de origen asiático, africano y sudamericano que entre personas de origen europeo.
Un gran reto para aquellos que tienen intolerancia a la lactosa es aprender qué comer para evitar las molestias y obtener suficiente calcio para tener huesos saludables.
¿Qué causa la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa ocurre cuando el intestino delgado no elabora suficiente cantidad de una enzima llamada lactasa. El organismo necesita lactasa para descomponer, o digerir, la lactosa.
La intolerancia a la lactosa generalmente es hereditaria, y los síntomas suelen desarrollarse durante la adolescencia o la edad adulta. La mayoría de las personas con este tipo de intolerancia a la lactosa pueden beber un poco de leche o comer productos lácteos sin problemas.
Algunas veces el intestino delgado deja de elaborar la lactasa después de una enfermedad breve, como la gastroenteritis, o como parte de una enfermedad crónica, como la fibrosis quística. O, a veces, el intestino delgado deja de elaborar la lactasa después de una operación para eliminar una parte del intestino delgado. En estos casos, el problema puede ser temporal o permanente.
En casos poco comunes, los recién nacidos son intolerantes a la lactosa. Una persona que nace con intolerancia a la lactosa no puede comer ni beber nada con lactosa.
Algunos bebés prematuros tienen intolerancia temporal a la lactosa debido a que todavía no son capaces de elaborar lactasa. Después de que un bebé comienza a elaborar lactasa, la afección suele desaparecer.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas de intolerancia a la lactosa pueden ser de leves a graves, dependiendo de la cantidad de lactasa que elabore el cuerpo. Los síntomas generalmente empiezan de 30 minutos a 2 horas después de comer o beber productos lácteos. Si tiene intolerancia a la lactosa, sus síntomas podrían incluir:
- Abotagamiento.
- Dolor o retortijones.
- Gorgoteo o ruidos cavernosos (borborigmos) en el abdomen.
- Gases.
- Heces sueltas o diarrea.
- Vómito.
Muchas personas que tienen gases, dolor abdominal, abotagamiento y diarrea sospechan que pueden ser intolerantes a la lactosa. La mejor manera de comprobarlo es evitar ingerir leche y productos lácteos para ver si sus síntomas desaparecen. Si así es, entonces puede intentar añadir pequeñas cantidades de productos lácteos para ver si sus síntomas regresan.
Si siente malestar después de beber un vaso de leche una sola vez, es probable que no tenga intolerancia a la lactosa. Pero si siente malestar cada vez que toma leche, helados u otros productos lácteos, puede tener intolerancia a la lactosa.
Algunas veces, las personas que nunca han tenido problemas con la leche o con los productos lácteos repentinamente tienen intolerancia a la lactosa. Esto es más común a medida que uno envejece.
Si piensa que puede tener intolerancia a la lactosa, hable con su médico. Este puede asegurarse de que sus síntomas se deban a la intolerancia a la lactosa y no a otro problema.
¿Cómo se diagnostica la intolerancia a la lactosa?
Generalmente, un médico puede decir si usted tiene intolerancia a la lactosa haciéndole preguntas sobre sus síntomas. También podría pedirle que evite los productos lácteos por un tiempo corto para ver si sus síntomas mejoran.
A veces, los médicos solicitan una prueba de hidrógeno en el aliento o una prueba de azúcar en la sangre para confirmar el diagnóstico. Estas pruebas sencillas verifican si usted digiere la lactosa con normalidad.
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¿Cómo se trata?
No existe cura para la intolerancia a la lactosa. Sin embargo, puede tratar sus síntomas limitando o evitando los productos lácteos. Algunas personas toman leche con lactosa reducida, o sustituyen la leche y los productos lácteos por leche y queso de soya. Algunas personas que tienen intolerancia a la lactosa pueden comer yogur sin problemas, sobre todo si tiene cultivos vivos. También puede tomar suplementos dietéticos llamados productos de lactasa que ayudan a digerir la lactosa. Con el tiempo, la mayoría de las personas que tienen intolerancia a la lactosa llegan a conocer su cuerpo lo suficientemente bien como para evitar los síntomas.
Una de las mayores preocupaciones de aquellos que tienen intolerancia a la lactosa es asegurarse de obtener los nutrientes suficientes que se encuentran en los productos lácteos, especialmente el calcio. El calcio es muy importante para los niños, los adolescentes, las mujeres embarazadas y las mujeres después de la menopausia. Hay muchos alimentos no lácteos que contienen calcio, como:
- El brócoli, el quingombó (okra), la col rizada (kale), la col y las hojas de nabo.
- Las sardinas, el atún y el salmón enlatados.
- Los jugos y los cereales enriquecidos con calcio.
- Los productos de soya enriquecidos con calcio, como la leche de soya, el tofu y los frijoles de soya.
- Las almendras.