SOLEDAD, LA EPIDEMIA DENTRO DE LA PANDEMIA

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La soledad es una emoción universal que todos hemos sentido en algún momento y, por ello, todos somos capaces de reconocerla. Este sentimiento “normal” empieza a ser patológico cuando la persona deja de ser capaz de enfrentarse a él, deja de tener recursos para gestionarlo y le causa un profundo dolor emocional.

Aunque muchas veces la soledad es buscada y anhelada, muchas otras es vivida como una falta o un vacío. Esta soledad emocional es un estado mental, como la ansiedad, la depresión y el miedo. Y, al igual que la ansiedad, la depresión y el miedo, la soledad también ha experimentado un alarmante aumento durante la Pandemia.

Cuando el sentimiento de soledad emocional se instaura, suele traer consigo cierta dosis de tristeza, angustia, ansiedad y miedo. Además, disminuye nuestra autoestima y nos desmotiva, por eso es común que las personas entren en un círculo vicioso que les hace perder el interés por iniciar nuevas actividades que les ayudarían a conocer a otras personas y cada vez están más aisladas socialmente, lo que hace que se sientan más solas.

🌎 LA EPIDEMIA DEL S.XXI: antes del COVID-19 los estudios afirmaban que un 30% de la población experimentaba sentimientos dolorosos intensos relacionados con la soledad; en estos momentos, las estadísticas apuntan a más de un 50%. Otros estudios afirman que se trata de una verdadera “epidemia” (superior a la de la obesidad) que predispone a una mortalidad prematura y que, por tanto, puede ser considerada como un problema de salud pública. Estos estudios también prevén que estas cifras continúen aumentando en el futuro.

🌎 Hablamos de “mortalidad prematura” porque la soledad no sólo afecta al ámbito emocional o psicológico, sino que además también afecta a la salud física. Numerosas investigaciones han demostrado que no tener apoyo social aumenta la mortalidad ante diferentes enfermedades y que quienes cuentan con personas que les apoyen se recuperan más rápidamente de las intervenciones quirúrgicas y de determinadas patologías. Otras investigaciones han confirmado que el sentimiento de soledad también está relacionado con un debilitamiento del sistema inmunológico, de modo que las personas solas producen más proteínas vinculadas a la inflamación, las cuales desempeñan un papel esencial en la aparición de enfermedades como diabetes, artritis y Alzheimer. Otros estudios establecen similitudes entre la respuesta que da el cerebro a la soledad, con el dolor físico; según la doctora Eisenberger de la universidad de California, “tener sentimientos de soledad, activa algunas regiones cerebrales que son activadas también cuando sentimos dolor físico”.

Personalmente, propongo 10 consejos prácticos para personas que sufren una soledad no deseada:

1. RECONOCE LA EMOCIÓN Y ACÉPTALA. La soledad es una emoción que, al igual que todas las emociones, nos envía mensajes, nos avisa de que hay una serie de necesidades que no tenemos satisfechas o de que estamos afrontando un proceso o dificultad. Algunas preguntas que nos podemos hacer para entender el significado de nuestra emoción de soledad son: ¿tengo miedo a las relaciones con otros? ¿me bloqueo ante los demás? ¿no se expresar mis sentimientos? ¿me aíslo de la gente? ¿he perdido a un ser querido? ¿he roto una relación de pareja, de amistad o familiar?

2. RESIGNIFICA LA EMOCIÓN. Si pensamos en la soledad como algo “negativo”, podemos cambiar ese significado descubriendo su lado “positivo”: la soledad es libertad, nos permite tener más tiempo para nosotros, para crecer y conocernos mejor, para abrir nuevas ventanas a espacios inexplorados de nuestro interior, y para reflexionar sobre las metas que queremos conseguir en la vida. ¡Compréndela y transfórmala en tu aliada para conocerte mejor!

3. SE PACIENTE. Todo proceso lleva su tiempo, concédetelo. No luches contra tu emoción, sólo ten calma y paciencia.

4. NO TE PARES. Haz actividades con las que disfrutes, esto te aportará bienestar y energía. Y comparte esas actividades, habla de ellas. No te inmovilices ni te aísles.

5. DISFRUTA DE TU PROPIA COMPAÑÍA. La soledad en ocasiones es incómoda porque estar con uno mismo puede ser inquietante si no estamos acostumbrados. Aprovecha para estar contigo y conocerte mejor. Haz actividades que te gusten (lectura, cine, pasear, cocinar, música, yoga, meditación…).

6. CUÍDATE. Es muy importante tener buenas sensaciones físicas y generar endorfinas, serotonina, oxitocina y dopamina (llamadas también “el cuarteto de la felicidad”). Practica el deporte que te guste, aliméntate saludablemente, descansa cuando lo necesites, duerme 7-8h diarias de calidad.

7. ASUME UNA ACTITUD PROACTIVA. Dedica tiempo a establecer relaciones con otras personas. A menudo la gente solitaria es muy tímida y no sabe cómo acercarse a los demás; si es tu caso, apúntate a cursos que te interesen o involúcrate en actividades que te apasionen para encontrar personas que compartan tus gustos.

8. ENTRENA TUS HABILIDADES SOCIALES. La interacción social mejora practicando. Busca actividades que potencien relacionarte con otras personas y obsérvate cuando interactúas con esas nuevas amistades. Si te lo propones, tus habilidades sociales irán mejorando día a día.

9. IDENTIFICA TUS MIEDOS. Muchas veces, detrás de la soledad se esconde el miedo al rechazo o al fracaso. Es imprescindible identificarlo y superar estos miedos primarios. Son miedos mucho más frecuentes de lo que nos imaginamos, aunque muchas veces son inconscientes y aparecen en forma de autosabotaje.

10. BUSCA AYUDA. Si sigues estos consejos y tu sentimiento de soledad sigue siendo doloroso para ti, es el momento de pedir ayuda especializada para poder aprender y adquirir recursos que te aporten el bienestar que te mereces. Pedir ayuda es de valientes, y no pedirla aumenta la posibilidad de que tu malestar se cronifique. El apoyo psicológico ya no es el tabú social de hace unos años; aún recuerdo como en el pasado algunas personas iban al psicólogo a escondidas y no se lo decían a nadie de su entorno…