Todo lo que vemos es una mezcla de los últimos 15 segundos de información visual del cerebro

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Una investigación demuestra que el cerebro es como una máquina del tiempo que nos hace retroceder en el tiempo.

Nuestros ojos son bombardeados continuamente por una enorme cantidad de información visual: millones de formas, colores y movimiento en constante cambio a nuestro alrededor. Para el cerebro, esto no es tarea fácil. Por un lado, el mundo visual se altera continuamente debido a los cambios de luz, punto de vista y otros factores. Por otro lado, nuestra entrada visual cambia constantemente debido al parpadeo y al hecho de que nuestros ojos, cabeza y cuerpo están en constante movimiento.

Para tener una idea del “ruido” de esta entrada visual, coloque un teléfono frente a sus ojos y grabe un video en vivo mientras camina y mira diferentes cosas. El resultado nervioso y desordenado es exactamente lo que su cerebro enfrenta en cada momento de su experiencia visual. Esto también se puede ver en el siguiente video. El círculo blanco de la derecha muestra posibles movimientos oculares, y la mancha borrosa de la izquierda revela la entrada visual nerviosa en cada momento.

Sin embargo, ver nunca se siente como un trabajo para nosotros. En lugar de percibir las fluctuaciones y el ruido visual que podría registrar un vídeo, percibimos un entorno constantemente estable. Entonces, ¿cómo crea nuestro cerebro esta ilusión de estabilidad? Este proceso ha fascinado a los científicos durante siglos y es una de las cuestiones fundamentales en la ciencia de la visión.

El cerebro de la máquina del tiempo

En nuestra última investigación, descubrimos un nuevo mecanismo que, entre otros, puede explicar esta estabilidad ilusoria. El cerebro suaviza automáticamente nuestra entrada visual con el tiempo. En lugar de analizar cada instantánea visual, percibimos en un momento dado un promedio de lo que vimos en los últimos 15 segundos. Entonces, al juntar objetos para que parezcan más similares entre sí, nuestro cerebro nos engaña para que percibamos un entorno estable. Vivir “en el pasado” puede explicar por qué no notamos los cambios sutiles que ocurren con el tiempo.

En otras palabras, el cerebro es como una máquina del tiempo que nos hace retroceder en el tiempo. Es como una aplicación que consolida nuestra entrada visual cada 15 segundos en una impresión para que podamos manejar la vida cotidiana. Si nuestros cerebros estuvieran siempre actualizándose en tiempo real, el mundo se sentiría como un lugar caótico con constantes fluctuaciones de luces, sombras y movimiento. Nos sentiríamos como si estuviéramos alucinando todo el tiempo.

Creamos una ilusión para ilustrar cómo funciona este mecanismo de estabilización. Mirando el video a continuación, la cara del lado izquierdo envejece lentamente durante 30 segundos y, sin embargo, es muy difícil notar el alcance total del cambio de edad. De hecho, los observadores perciben que el rostro envejece más lentamente de lo que realmente es.

Para probar esta ilusión, reclutamos a cientos de participantes y les pedimos que vieran primeros planos de rostros que se transformaban cronológicamente en edad en videos de lapso de tiempo de 30 segundos. Cuando se les pidió que dijeran la edad de la cara al final del video, los participantes informaron casi constantemente la edad de la cara que se presentó 15 segundos antes.

Mientras miramos el video, estamos continuamente sesgados hacia el pasado y, por lo tanto, el cerebro constantemente nos envía de regreso a los 10 a 15 segundos anteriores (donde la cara era más joven). En lugar de ver la última imagen en tiempo real, los humanos en realidad ven versiones anteriores porque el tiempo de actualización de nuestro cerebro es de unos 15 segundos. Así que esta ilusión demuestra que el suavizado visual con el tiempo puede ayudar a estabilizar la percepción .