Al reducirse la luz solar se pueden producir alteraciones emocionales. Y es que la falta de vitamina D influye de manera directa en el hipotálamo, órgano responsable de la liberación de hormonas.
Son muy conocidos los efectos que provoca en nuestro ánimo la llegada de la primavera. Tanto que hasta se utiliza el término ‘astenia primaveral’. Pero la llegada del otoño también afecta a nuestro estado emocional.
El acortamiento de los días y la reducción de las horas de sol puede tener consecuencias en el bienestar emocional y la salud mental de algunas personas. Esto se conoce como trastorno afectivo emocional y, popularmente, como la “depresión estacional”.
¿Qué es la ‘depresión estacional’?
Los especialistas en psicología explican que este trastorno se caracteriza por la aparición de sentimientos negativos como:
- La tristeza
- La desesperanza
- La irritación
- La falta de energía
- El pesimismo, entre otros.
“Se trata de un tipo de depresión cuya aparición está condicionada por las estaciones del año. Habitualmente, comienza en otoño y desaparece durante la primavera y el verano. En cualquier caso, es necesario diferenciarlo del conocido como síndrome postvacacional, que hace alusión a los cambios emocionales generados por la vuelta a la rutina”.
En este sentido, la disminución de la luz solar puede provocar alteraciones emocionales debido, en parte, a que la falta de vitamina D que influye de manera directa en el hipotálamo, órgano responsable de la liberación de hormonas.
“Cuando no hay suficiente luz solar, la serotonina y la melatonina, encargadas de los sentimientos de la felicidad, pueden verse afectadas aumentando otras emociones desagradables que empeoran los cuadros de depresión.
Al reducirse la luz solar, en otoño se pueden producir alteraciones emocionales.
Consejos para superar la llegada del otoño
Con el objetivo de reducir los cambios anímicos propios de este cambio de estación, los expertos de Sanitas han elaborado un listado con una serie de consejos que pueden servir de ayuda:
- Pasar tiempo fuera de casa. Siempre que sea posible se debe hacer un esfuerzo para recibir luz solar del exterior. Aprovechar momentos como el descanso de la comida para dar paseos es muy buena opción, así como abrir las cortinas y las persianas en el hogar para que entre la mayor cantidad de luz posible.
- Adecuar el hogar. Crear un ambiente luminoso y espacioso en el hogar también va a ayudar a mejorar el estado de ánimo. En este sentido, los espacios diáfanos, sin muchos bultos, y el color blanco aumentan la cantidad de luz.
Además, existen lámparas de luz natural que simulan la luz del sol y pueden ayudar con la síntesis de la necesaria vitamina D.
Hacer ejercicio diariamente ayuda a liberar hormonas como la serotonina y la dopamina.
- Realizar actividad física diariamente. No en necesario que sea actividad física de gran intensidad. Como se ha mencionado, con un paseo cada día combinado con algo de fuerza a la semana es más que suficiente.
¿Por qué? Pues porque el ejercicio ayuda a liberar hormonas como la serotonina y la dopamina, mejorando así la energía y el ánimo.
- Dieta equilibrada. La transición hacia una dieta más saludable no solo tiene beneficios físicos, si no también psicológicos.
Una alimentación equilibrada rica en los vegetales, fruta, legumbres, proteínas y carbohidratos que el cuerpo necesita va a garantizar una mejoría en el bienestar emocional. Además, la reducción del consumo de alcohol y la ingesta diaria de agua proporcionarán enormes beneficios.
- Aceptar sentimientos y emociones negativas. No pasa nada por sentirse mal. Para eso es importante aceptar las emociones y normalizarlas, así como mostrar compasión y compresión con uno mismo, incluso cuando siente emociones desagradables.
Es preciso entender y aceptar los sentimientos negativos y no ser muy exigente con uno mismo. No es necesario forzarse a realizar estos cambios cada día, pero sí intentar implementarlos como un cambio de vida de manera paulatina y respetando los ritmos de cada uno.
- Evitar el círculo de la apatía: Es importante conocer cómo funciona el círculo de la apatía para no caer en él y que nuestro estado de ánimo sea positivo. Este círculo consiste en que, en ocasiones, se reducen los niveles de actividades agradables y eso mismo hace que las ganas de hacer cosas disminuyan.
Al disminuir esa motivación por las actividades nos sentimos más cansados y apáticos. Y para romper este círculo vicioso, es importante mantenerse activo día a día y dedicar un espacio para el autocuidado (hobbies, ocio, actividades de desconexión…).
- Pedir ayuda profesional. Si los síntomas persisten y el ánimo empeora, es aconsejable acudir a un experto psicólogo que determine cuál es el tratamiento preciso en función de cada paciente y situación.